ENTREVISTA
Natalia Gómez-Acebo: “La cultura es un pilar de la vida y no puede dejarse a la suerte de la demanda”
La propietaria de Magnolia Rare Books defiende una mayor protección para el sector cultural, y asegura que en el Casco Viejo hay un público concienciado con la vida en comunidad y el
comercio cercano
Librera de corazón y apasionada de la literatura, Natalia Gómez-Acebo se dedica en cuerpo y alma a la venta de libros desde el año 2005. Desde su escritorio lleno de piezas valiosas deja claras sus ganas de sacar adelante una tienda de segunda mano por el auge de lo vintage. Los objetos de antaño y la seguridad y confianza que transmiten generan una tendencia en los jóvenes, sobre todo en países como Holanda, Dinamarca o Francia. Sin embargo, en España no ocurre lo mismo, ya que dichos objetos son vistos como algo dirigido a un público mayor. Es por ello por lo que Natalia decidió dar vida a su tienda Magnolia Rare Books, un pequeño espacio de estética cuidada que acoge obras modernas y vintage a precios económicos, para poder cautivar a jóvenes ‘devoralibros’. A pesar de Amazon.

Natalia Gómez-Acebo responde a las preguntas de María Blas en su librería Magnolia Rare Books. Foto: Beatriz Olaizola
¿Cómo define el estado del sector de las librerías teniendo en cuenta que estamos en plena pandemia y que Amazon no para de crecer?
El estado de las librerías en el Estado español es muy delicado desde hace mucho tiempo, desde que empecé a trabajar en 2005. Entonces ya se quejaban muchísimo todos los libreros. El gremio ha hecho muchos esfuerzos por informatizarse, porque a las librerías familiares les ha costado mucho adaptarse al ordenador. Hasta que hubo internet la gente funcionaba con catálogos de papel, y ahora podemos decir que las bases de datos comunes de las librerías existen desde hace mucho.
El problema es que a muchas de las que venden en Amazon se les cobra una comisión abusiva, y eso las acaba expulsando. ¿Y qué ocurre con las librerías de barrio? Que si son pequeñas empresas en las que, un autónomo como yo, o dos autónomos se ocupan de todo, realmente no pueden atender todos los envíos. Y aunque en Correos los libreros tenemos una buena tarifa, ¿cómo vas a competir con Amazon si hoy puedes pedir un libro y mañana a la tarde te lo traen? ¿Quién puede competir con eso? Además, como librero, no puedes no tener web, porque a la gente le gusta mirar, pero la inversión que se hace no compensa si se miran los beneficios. Lo que se consigue con los sitios web no es más que imagen. No creo que nadie pueda competir con Amazon.
¿Usted estuvo haciendo repartos a domicilio durante el confinamiento?
No, no hice repartos, pero recibí muchos mensajes de ánimo y cariño. Algunas personas me propusieron venir a la librería, pero no iba a hacer ventas online.
¿Qué le diría a la gente para convencerla de no comprar en Amazon?
Yo no intento luchar contra lo que no puedo luchar. Nosotras tenemos el mercado que tenemos, hay gente a la que no le gusta el sistema de Amazon porque entiende lo que implica, es decir, una destrucción de la ciudad tal y como la que conocemos y de la convivencia. Pero yo también compro por internet continuamente, y yo también he comprado por Amazon alguna vez. Ya sé que está mal, pero intento no hacerlo. Tengo dos hijas y las intento educar en qué implica eso. Es algo moral.

Natalia respondiendo a las preguntas de María Blas en su entorno de trabajo

Estantería repleta de obras de segunda mano

Obras contemporáneas y modernas

Natalia respondiendo a las preguntas de María Blas en su entorno de trabajo
Galería de fotos de Beatriz Olaizola
Entonces, ¿qué ventajas cree que ofrecen las librerías de segunda mano del barrio?
Yo creo que la gente aprecia esta librería porque el lugar les parece especial, acogedor y bonito. La gente entra simplemente para decirme lo bonita que es la librería. Entiendo que creas un ambiente y una relación con la gente que no se puede igualar.
En el año 2014 cerraron 912 librerías en España, y durante el confinamiento el 47% de las ventas se realizaron a través de Amazon, mientras que el 6% se realizaron a través de las páginas web de las librerías. ¿Qué se le viene a la cabeza al escuchar este tipo de datos?
A mí no me parece nada raro. Pienso que en el confinamiento las ventas de las librerías desaparecieron de la misma manera que las de todo el comercio local. A Amazon no le debió ir tan mal, pero es que nosotros directamente no pudimos trabajar durante esos meses. Yo siento y percibo que la gente aprecia este tipo de lugares, aunque no todo el mundo. Hay gente que prefiere vivir en el ordenador, eso sí.
¿Cree que el sector cultural es el más afectado? ¿Tal vez las instituciones no lo tienen tan en cuenta o no lo protegen tanto?
Por supuesto que no lo tienen en cuenta ni lo protegen todo lo necesario. No sé si es el sector más afectado, porque creo que todos estamos sufriendo algo desgarrador, lo que sí creo es que la cultura es un pilar de la vida y no puede dejarse a la suerte de la demanda. La cultura no tiene ese funcionamiento, es decir, un artista o un creador, para llegar a crear algo, tiene que hacer un proceso larguísimo, como educarse, vivir ciertas experiencias y demás. ¿Quién duda de que la cultura es la base de nuestro pensamiento y de nuestra moral? Creo que debería garantizarse, fomentarse y apoyarse muchísimo más.
Muchas veces se habla de la importancia de proteger la economía productiva en estos momentos, y a menudo parece que lo cultural es solo algo lúdico o de entretenimiento. Pero al fin y al cabo hay familias que viven de la cultura, ¿no? Es decir, el sector cultural también tiene su importancia económica.
Yo no considero en absoluto que tenga solo un aspecto lúdico, sino muchos. Y por supuesto, el sector cultural también tiene una importancia económica en el sentido de que hay muchísima gente que trabaja en la cultura. Lo que pasa es que el sistema de subvenciones, por cómo se organiza o se financia la cultura, no es un sistema efectivo. Porque establece un calendario que obliga a la gente a trabajar según unos plazos. Pero sí, este es un sector muy importante.
¿Usted mantiene a su familia gracias a la librería?
Soy una madre separada con dos hijas y todavía necesito mucho apoyo de mi familia para poder subsistir, como creo que le ocurre a mucha gente de mi generación. Yo puedo vivir muy precariamente, y gracias a que tengo apoyo familiar puedo ir al dentista o puedo cubrir todo, porque realmente es muy difícil tener una vida digna con un trabajo hoy día, para mí y para mucha gente.
¿Ha visto cómo cerraba alguna librería del Casco Viejo ya sea por la crisis del 2008 o por la situación actual?
Primero algunas fueron absorbidas por las cadenas, y luego he visto librerías cerrar nada más empezar.
¿Qué ha significado para usted la literatura a lo largo de su vida?
Yo he sido una niña lectora, a mí siempre me ha gustado leer y es una parte muy importante de mi vida.
Resumen de la visita a Magnolia Rare Books. Edición: Antoni Escandell
En relación con su experiencia, ¿se ha encargado de otras librerías?
Esta es la tercera librería que tengo. De las otras dos, la primera aún sigue existiendo, la lleva el socio con el que yo la monté en el 2005, así que ya tiene 15 años. La segunda librería la montamos en La Alhóndiga y no pudimos salir adelante por la anterior crisis. Se abrió en 2010 y todo el proceso fue muy complicado, duramos cuatro años.
Si tuviera que quedarse con ciertos libros o autores de su librería, ¿cuáles recomendaría?
Diría un libro que he tenido bastantes veces aquí, que es la biografía de Isadora Duncan, titulada Mi vida. Ella fue una bailarina que cambió la danza clásica y la adaptó a la modernidad. También he estado leyendo a Louise Erdrich, una nativoamericana que me ha fascinado. Escribe desde las reservas de los indios americanos del norte de los Estados Unidos. Además, me gustan mucho los libros de artista, que son bastante característicos de esta librería; como los trabajos de Aran Santa, que hace origamis y libros desplegables. Coge libros viejos, los recorta y crea objetos. Luego también me interesa mucho el tema de la ilustración botánica antigua, y hay una mujer botánica del siglo XVII que es la holandesa Maria Sibylla Merian. Fue una gran científica que descubrió muchísimas cosas sobre la metamorfosis y los insectos, y tiene unas ilustraciones botánicas increíbles.
¿Usted cree que la gente lee poco?
No lo sé, yo creo que hoy en día es difícil leer. A mí misma, que me encanta, me puede costar, porque leer exige mucha concentración, y lograrla es cada vez más complicado por el exceso de estímulos y por las pantallas. Aunque hay mucha gente que lee mucho, claro. Es algo que se tiene que aprender desde niños, y si no coges el hábito desde niña de concentrarte en la lectura y poder meterte en ella y entenderla, es muy difícil adquirirlo de adulto. Ahora vemos mensajes cada vez más inmediatos, cortos y rápidos, y la lectura es otra cosa.
¿Por qué decidió asentar su negocio en el Casco Viejo?
Si yo puse la librería en esta zona es, en primer lugar, porque la gente que vive en el Casco Viejo es gente que aprecia la vida de barrio, de comunidad, que aprecia el conocerse y repetir los rituales. Llevo años trabajando en esto y cuando abrí este negocio yo ya tenía mis clientes, pero la gente del Casco enseguida se lo hizo suyo. Además, todo el mundo viene al barrio a tomar un pote, a hacer unas compras o a visitar a un amigo que tiene por aquí. Es decir, es un lugar que tiene bastante tránsito, aunque ahora no esté en su mejor momento. Tú necesitas que pase mucha gente por delante de la librería, y la gente del Casco Viejo, que es mucha, ya que hay mucha densidad de población, aprecia este tipo de librería.
¿Está de acuerdo con que en marzo se decidiese cerrar las librerías?
Yo tengo dos hijas y tenía que ir a casa, porque no podía conciliar si ellas tenían colegio online. Fue bastante complicado para todos, y tampoco sé quién hubiese venido aquí si todo el mundo estaba confinado. Soy mujer y madre, y si mis hijas no podían ir al colegio, yo no podía trabajar, de la misma manera que cualquier otra trabajadora.